domingo, 10 de febrero de 2008

Bienmesabe

Esta es mi segunda aportacion, esta vez a HEMC #19 , en esta ocacion esta dedicado a los bizcochos, asi que nada mejor que uno tipico de mi pais. Ayer después de preparar mi Bienmesabe, me dispuse a encontrar la historia de este postre, tan típico de Venezuela. Gracias a ello conoci 2 blogs maravillosos http://bienmesabe1.blogspot.com/ y el de http://soledadmorillo.blogspot.com/ que es de donde parte esta historia tan bonita, y que con el permiso de Soledad quiero compartir con todos ustedes. Medicina para el alma Ninguna mujer en toda Caracas preparaba el bienmesabe como la negra Contemplación. Se decía que el suyo tenía cualidades casi mágicas. Que quien lo comía sentía que sus calamidades entraban en reposos y serenidades. Su secreto no estaba en la receta, sino más bien en las horas. Lo preparaba en la madrugada, antes del cantar de los gallos, cuando los cocuyos eran los únicos despiertos, por estar dedicados al arte de amar. Así, en el silencio de la noche, Contemplación se iba a la cocina, y a la luz de velas, y sin emitir sonido alguno, preparaba su dulce. Su bienmesabe era medicina para el alma. Tomaba tres cocos grandes, los partía y les sacaba la pulpa. Esto lo ponía en un cazo y le añadía dos tazas agua caliente. Con un mazo iba triturando la carne blanca. Entonces, lo pasaba por un paño, para extraerle la leche al coco. Le agregaba entonces dieciocho amarillos y un puntico de sal. Luego, en una olla, juntaba tres tazas y media de azúcar con una taza de agua, y lo llevaba al fuego, fuerte, muy fuerte, sin revolver, hasta lograr un almíbar a punto de hilo. Luego retiraba la olla, del fuego, y le agregaba la mezcla de carne de coco y huevos, y lo batía hasta lograr una crema. Esto lo llevaba de nuevo al fuego, y lo iba revolviendo lentamente, muy lentamente, hasta llegar al hervor. Entonces lo retiraba de la candela y lo dejaba enfriar un poco. Tomaba entonces un bizcocho que siempre tenía en la alacena, y lo picaba en rebanadas finas. En una dulcera de cristal, colocaba las rebanadas y las bañaba con medio vaso de jerez dulce. A seguir, una capa de la crema. Y luego una generosa capa de un merengue preparado con tres claras de huevo, media taza de azúcar y una pizca de canela, batido todo esto a punto de nieve. Para antes que cantara el gallo, Contemplación tenía listo el bienmesabe, que colocaba a buen resguardo en un lugar fresco, alejado de la tentación de las hormigas y de otros antojadizos. O mejor dicho, Contemplación preparaba cada madrugada tres bienmesabes: uno para llevar al Convento de San Jacinto, otro para dejar en la Plaza frente al portón de la Catedral para los mendigos, y un tercero para la merienda de la casa, de Doña Carlota y visitantes, si hubiere alguno, y para el servicio. El mismo bienmesabe, sin diferencias. Doña Carlota era muy estricta en dos cosas: en que todos somos igualmente hijos de Dios, y en aquello del compartir. Como es de esperar, ni soñar con hacer un bienmesabe de esas dimensiones. Y bueno como todas las recetas todos aunque usemos los mismos ingredientes básicos todos tenemos nuestra forma de hacerlo y nuestros trucos. En mi caso , como en la casa cada vez somos menos, dicen por ahí, que es lo natural de la vida, he tenido que ir reduciendo cantidades hasta llegar a esta receta.
  • 1 Bizcocho de un huevo Bizcocho de 1 huevo
  • 3 yemas de huevo, reservando las claras para mañana hacer el merengue que lo va a cubrir
  • 1/2 lata de crema de coco, bien mezclada previamente
  • ½ taza de azúcar
  • Un buen chorito de Ron Cacique, o en sus efectos se puede usar vino Moscatel, Coñac o Jerez

Lo primero es preparar el bizcocho Mientras este se hornea , voy preparando los ingredientes de la crema y los tengo preparados para que cuando le falten 10 minutos al bizcocho, empezar a preparar la crema y este todavía tibia al añadirse la a este. La preparo batiendo las yemas con el azúcar hasta que estén cremosas. Coloco en una ollita la leche de crema de coco, y la pongo a hervir a fuego muy bajo, y le voy añadiendo la mezcla de yemas, sin dejar de batir, para que no se pegue, ni se formen grumos. Le añado el licor justo cuando empiezan a espesar, para que rebaje el alcohol, y saco del fuego. Tengo preparado un envase un poco mas grande del tamaño del bizcocho, y lo cubro con una lamina de papel plástico, mucho mas grande de las dimensiones del envase. Saco el bizcocho del horno y rápidamente lo coloco sobre el plástico, lo pincho con un palillo y le añado la crema de coco.
Con un gancho y con mucho cuidado, tomando bien todas las puntas del plástico, para que quede bien sellado, lo cierro. Lo guardo en la nevera, después de una hora, cuando ya este frió.
Al día siguiente, prepara el merengue con las claras y azúcar, se coloca en una manda pastelera.
Sacamos el bizcocho del plástico, ya absorbió todo la crema.
Y adornaremos con el merengue solo por encima. Se le puede añadir encima del merengue un poquito de canela molida
Espero que les guste

3 comentarios:

MARISA dijo...

Me ha gustado mucho la historia, y el pastel.....tiene que estar de muerte, ¡lastima que en mi casa no gusta el coco!
Muchos besos.

comoju dijo...

Lo que mas me ha gustado es la historia de este postre.

Me encanta el saber el porque de una receta y el final de esta es lo mejor de todo

Un beso

Natacha dijo...

Hola amma
Qué curioso, yo conozco el bienmesabe que se come en andalucía. Tengo la receta en mi blog y...¡Es de pescado! Siempre se aprende algo nuevo.
Un beso
Natacha.